Ayer, visitamos El Palau de la Música
Catalana en el barrio viejo de Barcelona. Estaba muy sorprendente cuando
llegamos, porque estábamos caminando entre los edificios ordinarios y de
repente, apareció El Palau. Se trata de una magnifica vista, escondido entre
tiendas pequeñas y calles estrechas. Es posible que la gente que han vivido en
Barcelona toda sus vidas no han visto este espectacular edifico.

El Palau de la Música Catalana fue construido
entre 1905 y 1908. Es un gran edificio con tres fachadas impresionantes. Al
frente, hay una multitud de mosaicos, patrones, y texturas. En el nivel
inferior, hay unos columnas enormes. Pero estas columnas no eran para apoyar la
fuerza del edificio. En lugar, son huecos, y fueron diseñados para ser taquillas.

En la esquina derecha del edificio, hay una escultura hermosa de Miquel Blay. Él estudió en Francia y Italia, y estaba influenciado por la naturaleza y el estilo modernista, los mismos ideas que influyeron Domènech i Montaner. Por lo tanto, la escultura combina perfectamente con El Palau. La escultura representa a una mujer, que es una metáfora de la música catalana. Ella está rodeado por la gente común, los flores, y los pájaros. En la parte superior de la escultura, hay un hombre con una espada de hierro; el uso de este material en una escultura de piedra es un ejemplo del estilo modernista.

Barcelona se esfuerza por convertirse en un
centro cultural, inspirado en Paris. Este sentimiento comenzó alrededor de 1888,
cuando la Exposición Universal tuvo lugar en Barcelona. La ciudad quería ser
conocida como un lugar del arte y la cultura. El Palau de la Música Catalana es
un ejemplo del éxito de este deseo. Muchos de los cantantes y artistas más
famosos del mundo han realizado aquí, incluyendo Andrés Segovia, Pablo Casals,
Igor Stravinsky, Richard Strauss e incluso Woody Allen y Norah Jones. Además,
muchas grandes orquestas han visitado El Palau – de Berlín, Israel, Chicago, y
Nueva York. Es evidente que Barcelona se ha convertido en una ciudad que tiene
màs que un puerto y una playa. Barcelona atrae el arte de todos tipos, y muchos
se reúnen al Palau.
La belleza y la creatividad de la
construcción fueron reconocidos en 1997, cuando El Palau fue declarado un
Patrimonio Mundial por la UNESCO.